Los acabados exteriores que definen la imagen del edificio vienen condicionados por las formas y volúmenes del mismo, por el respeto al uso, por la armonía con los edificios existentes y por la respuesta a la orientación y al funcionamiento. De la riqueza volumétrica y de las formas articuladas alrededor del módulo de acceso, barajamos tres materiales base para la imagen exterior de la construcción: hormigón visto blanco o gris, superficies acristaladas, carpintería, celosías y revestimientos en aluminio plata mate.
Con el espacio central hemos pretendido buscar la representatividad propia del edificio, articulando un hall de edificio desde el que se estructuran la totalidad de los espacios, tanto en vertical, a través de huecos que posibilitan el control visual, como por la ubicación de los núcleos de comunicación, espacios comunes, la iluminación y vistas a través del muro cortina directamente relacionado con el ajardinamiento interior.
Por otra parte, los elementos más significativos, comedor, cafetería, espacios comunes, salas de estudios, sala de juegos, etc, se han diferenciado desde el exterior, con objeto de romper la monotonía de las habitaciones.
El espacio es recorrido por unas circulaciones funcionales, perfectamente entrelazadas y que apoyan la calidad compositiva y edificatoria.
Todo el edificio funciona a través del núcleo principal de comunicaciones del módulo central, quedando uno secundario que resuelve los problemas centrales de conexión entre plantas de gran longitud de desarrollo y su conexión directa con zonas comunes generales, quedando los extremos como escaleras de emergencia, haciendo la función de remate o fondo del pasillo distribuidor de habitaciones, a la vez que posibilita la iluminación al distribuidor.